Curiosidades que no conocías del Empire State

No te puedes ir de Nueva York sin subir a lo más alto del Empire State Building. Te lo recomiendo encarecidamente y te aseguro que no te vas a arrepentir. Disfrutarás de unas vistas espectaculares de la Gran Manzana y sentirás en tu piel el placer de estar en uno de los edificios más representativos de la ciudad; un verdadero icono prácticamente al nivel de la Estatua de la Libertad.

Sobre este impresionante rascacielos se han escrito miles de historias y hay registradas numerosas anécdotas, algunas de las cuales te voy a contar en esta entrada del blog. Sin duda, es una atracción que debes anotar en tu lista de prioridades cuando vayas a visitar Nueva York, pues de alguna manera te servirá para empaparte del espíritu y la historia de esta gran urbe, cuya evolución en parte no se entiende sin conocer algunos detalles relacionados con el Empire State, que está considerado como una de las siete maravillas del mundo moderno.

Empire State: 87 años de historia lo contemplan

Desde que se inaugurase de manera oficial el 1 de mayo de 1931, este rascacielos ha sido testigo de excepción de la expansión de una ciudad conocida también como la capital del mundo. 87 años de historia dan para mucho. Herbert Hoover, entonces presidente de los Estados Unidos, fue el encargado de accionar desde Washington el botón que iluminaba el rascacielos, en cuya construcción participaron alrededor de 3.400 trabajadores, la mayoría inmigrantes europeos.

La puesta de gala del Empire State coincidió con la Gran Depresión en los Estados Unidos originada por la caída de la Bolsa el 29 de octubre de 1929. Principal motivo por el cual buena parte de su espacio dedicado a oficinas no llegó a ser ocupado en un primer momento. Tanto caló esta situación en la sociedad del momento que los neoyorquinos empezaron a llamarlo por el apodo Empty (vacío) State Building.

El proyecto de construcción se inició el 22 de enero de 1930 con la excavación del terreno, aunque oficialmente se eligió el 17 de marzo, día de San Patricio, para establecer la fecha de inicio de su construcción, que tardó un tiempo récord de 11 meses. Se trata de una fiesta de origen irlandés, que también se celebra en Estados Unidos por todo lo alto debido al gran número de inmigrantes oriundos de esta nación que recalaron en el país de las oportunidades entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. Por si no lo sabías, cada año el Empire State se ilumina de verde la tarde de San Patricio para conmemorar esta celebración y, de este modo, lanzar un guiño a su historia.

William F. Lamb se inspiró en el Edificio Reynolds, en Winston-Salem (Carolina del Norte), y en la Torre Carew de Cincinnati (Ohio), entre otras construcciones emblemáticas, para diseñar los planos. El socio de la empresa de arquitectura Shreve, Lamb y Harmon apenas tardó un par de semanas en terminar el proyecto, que nació por el afán competitivo que se respiraba en la Nueva York de la época por construir el edificio más alto del mundo.

John J. Raskob y Pierre S. du Pont fueron principalmente quienes financiaron la obra, llevada a cabo por los Hermanos Starrett y Eken. Alfred E. Smith, antiguo gobernador de la ciudad, presidió la empresa de construcción y fueron sus nietos los que cortaron la cita el día de su inauguración oficial.

El edificio más alto del mundo entre 1931 y 1972

Ahora que ya conoces un poco los orígenes de la construcción de este rascacielos, voy a hablarte de algunas curiosidades. Por si no lo sabías, el lugar en el que se levanta fue en su día la Granja de John Thomson, adquirida para el cultivo en 1799 y que entonces comprendía lo que actualmente sería Broadway y la Sexta Avenida por la zona oeste, la Avenida Madison por la este, la calle 33 al sur y la calle 36 por la zona norte.

A lo largo del siglo XIX pasó a ser terreno en el que algunos personajes influyentes como John Jacob Astor Junior y William Backhouse Astor construyeron sus mansiones, lo que propició que se convirtiera en un lugar frecuentado por la élite social de Nueva York, conocida como Los Cuatrocientos.

Hasta que en 1893 William Waldorf Astor, el hijo de John Jacob Astor Junior, decidió derribar la mansión heredada para construir el hotel Waldorf, y cuatro años después, en 1897, la señora de William Backhouse Astor hizo lo propio con la suya para levantar el hotel Astoria en su lugar, constituyendo el complejo Waldorf Astoria que fue adquirido en 1928 por la empresa Bethlehem Engineering Corporation, y que aún sigue funcionando en la actualidad.

El Waldorf Astoria terminó de construirse en 1931, el mismo año que el Empire State, y se trata de un hotel de estilo art decó de 191 metros de altura (47 pisos) que actualmente pertenece al grupo Hilton y es mundialmente conocido por las exposiciones de arte que se celebran en sus salones.

No obstante, el pulso por levantar el edificio más alto del mundo lo ganó el rascacielos que en este artículo nos ocupa, privilegio que ostentó hasta 1972, año en el que se terminó de edificar la torre norte del World Trade Center. El Empire State se eleva hasta los 381 metros, si bien está coronado por un pináculo de 62 metros que aumenta su altura hasta los 443. Fue el primer edificio en tener más de 100 pisos y cuenta con una superficie total de 257.211 metros cuadrados.

Actualmente ocupa el puesto 32 en la clasificación oficial de los edificios más altos del mundo, que lidera el Burj Khalifa, ubicado en Dubai (Emiratos Árabes Unidos) y cuya altura oficial es de 828 metros.

¿Qué vistas puedes disfrutar desde el Empire State Building?

El Empire State se erige en pleno Midtown de Manhattan, y merece la pena que subas porque se trata sin duda del rascacielos más representativo de la ciudad. Desde arriba podrás tomar excelentes fotografías aéreas de la Quinta Avenida, así como de los edificios más representativos de Downtown Manhattan que lo rodean como el Chrysler. Las vistas son espectaculares, sobre todo si decides visitarlo por la noche, ya que permanece abierto hasta las dos de la madrugada. Disfrutarás a vista de pájaro de lugares tan carismáticos como Wall Street, el Uptown o Central Park.

Curiosamente, si el cielo está despejado es posible contemplar cinco estados diferentes: Nueva Jersey, Pennsylvania, Connecticut y Massachusetts (además del de Nueva York).

Tendrás la opción de subir hasta la planta 86 a no ser que pagues una entrada un poco más cara con la que podrás acceder hasta la parte superior. Te recomiendo que compres la tarjeta New York City Pass con la que podrás subir, si quieres, dos veces en el mismo día para contemplar la diferencia entre el día y la noche. Además, este pase te ofrece la oportunidad de subir a otro de los miradores más emblemáticos de la Gran Manzana como el Top of The Rock.

Un rascacielos de cine que aparece en más de 250 películas

No cabe duda de que uno de los principales motivos por los que el Empire State Building es un icono de Nueva York es por la destacada presencia que ha tenido en la gran pantalla. De hecho, son más de 250 las películas en las que ha aparecido este rascacielos a lo largo de su historia.

Algunas de las más representativas son King Kong, estrenada en 1933, tan solo dos años después de su inauguración oficial; New York, New York, el musical de Martin Scorsese que vio la luz en 1977; o Historias de Nueva York, cinta del mismo director neoyorquino originario de Queens que data de 1989.

Otras películas en las que aparece este emblemático edificio son El sorprendente Hombre Araña, Algo para recordar, Hancock, Kramer contra Kramer, El último gran héroe, El enemigo público número 1, Serpico, Taxi Driver, Sintonía de amor, Oblivion o Elf.

El edificio más fotografiado y otras curiosidades

Tu viaje a Nueva York será incompleto no solamente si no subes al Empire State, sino también si no lo fotografías. Este edificio propiedad de la firma inmobiliaria W&H Properties es el más fotografiado del mundo según un estudio de la Universidad de Cornell.

Está demostrado también que atrae la electricidad estática, así que ten cuidado porque tal vez al subir recibas una pequeña descarga eléctrica si las condiciones son favorables. Asimismo, el Empire State actúa como pararrayos, pues cada año es impactado un promedio de 23 veces.

Si tu visita cae en jueves o en sábado disfrutarás de la música de un saxofonista que deleitará tu estancia desde la planta 86 desde las 21.00 horas hasta la medianoche. Por si no lo sabías, este rascacielos tiene su propio código postal, el 10118, y es el edificio favorito para los americanos, por delante incluso de la Casa Blanca.

Por todos estos motivos la visita al Empire State Building se antoja obligada. El precio que deberás pagar para subir merece realmente la pena. Habrás tenido el privilegio de estar en el edificio más representativo de Nueva York y uno de los más emblemáticos de los Estados Unidos.